
Algunas reflexiones en el comienzo de las clases
Ya están allí... Allí vienen... maestros y alumnos.
El día de comienzo de las clases pareciera ser uno de los pocos momentos –sino en único- en el que la educación es protagonista ‘real’ en la escena nacional.
Diarios, revistas, noticieros de TV y radio, actos públicos, flashes, banderas y las frases infaltables de Sarmiento... muchas verdades y pocas realidades...
Todo es educación y se respira olor a tiza en cada rincón.
Las aulas decoradas con láminas, carteleras de actividades para completar y pizarrones con mensajes de bienvenida en tizas de colores, esperan a sus más amados, a sus únicos protagonistas... los alumnos.
Y lo que falta para completar este cuadro perfecto de la educación... el maestro.
Ya están allí... Allí vienen...
Muchos agobiados por una realidad que castiga, pero con el ansia de ‘comenzar de nuevo’ a pesar de todo; otros con los ojos tristes, pero atentos y confiados en aprender; muchos con desconfianzas, pero con ganas de reencontrar a sus compañeros y simplemente ‘compartir’, otros con hambre y desconcierto, pero con deseos de alimentarse de palabras y caricias de libros y cuadernos.
El nuevo año lectivo esta en marcha.
La prioridad educativa irá, sin duda, más allá de lo formal. Lo informal también es importante y hoy por hoy fundamental.
Las historias familiares se meten en la escuela y los docentes son los que deben enfrentar –más allá de sus propios y legítimos reclamos- aquellas demandas que apuntan a la calidad de vida.
Los alumnos necesitan contención, afecto, palabras que recreen un ambiente familiar y de comunicación real... una escuela donde sientan ganas de ir, volver y permanecer.
La educación es un derecho, que se ha transformado en ‘privilegio’... Vivir se ha convertido en una posibilidad de unos pocos, crecer es el desafío más difícil de enfrentar... ¿Cómo hacemos para seguir educando?, ¿Cómo hacemos para rescatar aquellos valores que parecen perdidos?, ¿Cómo equilibrar los salarios de los educadores? ¿Cómo no escuchar algunos reclamos?, ¿Cómo comenzamos las clases... una vez más?
Ya están todos allí... el aula repleta de almas, el silencio casi absoluto, el movimiento de manos y cabezas inevitables, la ansiedad flotando... los alumnos... el maestro.
En ese momento –casi mítico- caen todas las teorías, los reclamos docentes, los debates entre políticos, las reformas y contrarreformas, los planes de estudio...
Ya están todos allí... historias frente a historias, realidades y fantasías, enseñar y aprender, instruir y educar... esa es la verdad, esa es la educación.
Ya están allí... Allí vienen... maestros y alumnos.
El día de comienzo de las clases pareciera ser uno de los pocos momentos –sino en único- en el que la educación es protagonista ‘real’ en la escena nacional.
Diarios, revistas, noticieros de TV y radio, actos públicos, flashes, banderas y las frases infaltables de Sarmiento... muchas verdades y pocas realidades...
Todo es educación y se respira olor a tiza en cada rincón.
Las aulas decoradas con láminas, carteleras de actividades para completar y pizarrones con mensajes de bienvenida en tizas de colores, esperan a sus más amados, a sus únicos protagonistas... los alumnos.
Y lo que falta para completar este cuadro perfecto de la educación... el maestro.
Ya están allí... Allí vienen...
Muchos agobiados por una realidad que castiga, pero con el ansia de ‘comenzar de nuevo’ a pesar de todo; otros con los ojos tristes, pero atentos y confiados en aprender; muchos con desconfianzas, pero con ganas de reencontrar a sus compañeros y simplemente ‘compartir’, otros con hambre y desconcierto, pero con deseos de alimentarse de palabras y caricias de libros y cuadernos.
El nuevo año lectivo esta en marcha.
La prioridad educativa irá, sin duda, más allá de lo formal. Lo informal también es importante y hoy por hoy fundamental.
Las historias familiares se meten en la escuela y los docentes son los que deben enfrentar –más allá de sus propios y legítimos reclamos- aquellas demandas que apuntan a la calidad de vida.
Los alumnos necesitan contención, afecto, palabras que recreen un ambiente familiar y de comunicación real... una escuela donde sientan ganas de ir, volver y permanecer.
La educación es un derecho, que se ha transformado en ‘privilegio’... Vivir se ha convertido en una posibilidad de unos pocos, crecer es el desafío más difícil de enfrentar... ¿Cómo hacemos para seguir educando?, ¿Cómo hacemos para rescatar aquellos valores que parecen perdidos?, ¿Cómo equilibrar los salarios de los educadores? ¿Cómo no escuchar algunos reclamos?, ¿Cómo comenzamos las clases... una vez más?
Ya están todos allí... el aula repleta de almas, el silencio casi absoluto, el movimiento de manos y cabezas inevitables, la ansiedad flotando... los alumnos... el maestro.
En ese momento –casi mítico- caen todas las teorías, los reclamos docentes, los debates entre políticos, las reformas y contrarreformas, los planes de estudio...
Ya están todos allí... historias frente a historias, realidades y fantasías, enseñar y aprender, instruir y educar... esa es la verdad, esa es la educación.
Ya están todos allí... comencemos las clases.
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